El sector minero enfrenta un momento clave para adaptarse a una demanda creciente de minerales vinculados a la transición energética. Según el último informe de la consultora EY, la transformación mediante innovación, colaboración y agilidad será fundamental para definir el futuro de la minería global.
El principal riesgo para las empresas mineras es la gestión del capital, que implica equilibrar crecimiento con disciplina financiera para satisfacer la demanda sin perder eficiencia. A su vez, la gestión ambiental ha cobrado mayor relevancia, enfocándose en minimizar residuos, proteger el agua y avanzar hacia una “naturaleza positiva” para 2030, en colaboración con comunidades indígenas que gestionan cerca del 25% de las tierras globales.
Un dato importante es la entrada al ranking del agotamiento de recursos y reservas, una amenaza derivada del aumento de costos de exploración y la disminución de nuevos hallazgos. La transición energética continúa impactando el sector, posicionándose como un riesgo y oportunidad que exige innovar para producir minerales esenciales de manera sostenible.
Además, el informe señala otros desafíos como la geopolítica, la necesidad de obtener licencias sociales para operar, el aumento de costos laborales y energéticos, y el cambio en los modelos de negocio para integrar el reciclaje y la descarbonización. La innovación será clave, pero aún falta mayor colaboración para impulsar avances en exploración y nuevas tecnologías.
EY concluye que 2025 debe ser un año de acción para que las mineras revisen sus estrategias, fortalezcan alianzas y apuesten a modelos más sostenibles. Solo así podrán responder a las crecientes expectativas de inversores, gobiernos y comunidades, y garantizar un futuro competitivo en un sector en rápida transformación.