Lipán es una pequeña aldea en la Puna jujeña, rodeada de montañas y un clima seco. Con apenas 50 habitantes, su comunidad ha dependido históricamente de la artesanía y el pastoreo. Sin embargo, en los últimos años, una parte de sus pobladores ha optado por un camino diferente: la minería del litio.
El salar donde se encuentra Lipán es parte de la cuenca compartida entre Jujuy y Salta, considerada la tercera más grande del mundo en reservas de litio. A diferencia de otras comunidades de la región, que han mantenido una postura unificada respecto a la explotación de este recurso, Lipán ha decidido colaborar con empresas mineras, buscando mejorar sus condiciones de vida.
En este proceso, empresas como Lition Energy, que opera en Mina Agonic, han jugado un rol clave. Su presencia ha significado mejoras concretas para la comunidad: generación de empleo, acceso a servicios básicos y programas de educación. Más de 20 millones de pesos se han destinado a becas para estudiantes secundarios y universitarios, además de la digitalización de la escuela local. Conectividad gratuita, entrega de computadoras y capacitación para artesanas han sido algunos de los beneficios directos.
Uno de los cambios más visibles ha sido la expansión del acceso al agua potable. Con una inversión de 42 millones de pesos, Lition Energy instaló más de cinco kilómetros de cañerías, seis cisternas y cinco tanques de agua, extendiendo el servicio incluso a Chilcayito, donde vive una sola persona.
Mientras el Estado provincial ha dejado vacíos en infraestructura y apoyo social, la minería ha ocupado ese espacio. La comunidad de Lipán defiende su autonomía y el derecho a decidir su futuro, apostando por el desarrollo sin perder su identidad.
