En los últimos dos años, el precio del litio ha disminuido más de un 80%, pasando de unos USD 70,000 a aproximadamente USD 10,000 por tonelada. Este desplome, resultado de un desajuste entre la oferta y la demanda global, ha impactado considerablemente en las economías y las industrias mineras de América Latina, en especial en Chile y Argentina, grandes productores de este mineral clave para la transición hacia energías limpias.
Chile, con un esquema impositivo escalonado, ha visto una baja en sus ingresos fiscales debido al descenso del precio, afectando el financiamiento de programas nacionales. Argentina, por su parte, enfrenta desafíos similares, afectando tanto a empresas mineras como a las finanzas públicas. Mientras tanto, Bolivia, aunque posee grandes reservas, aún no produce litio a gran escala, lo cual la ha protegido parcialmente de este impacto.
La situación plantea tanto desafíos económicos como oportunidades para repensar estrategias y adaptarse a un mercado en constante cambio.